CATALUÑA 2012-09-13
Independencia y mentiras
Ya no es hora de advertir. Quien no se haya despertado a estas alturas, no lo hará nunca. El nacionalismo catalán ha logrado el éxito más increíble. No me refiero a las 300 ó 600.000 personas sacadas a la calle, sino haberlo hecho envuelto en aires de libertad y pose de víctimas con un discurso profundamente reaccionario, sin que nadie parezca percibirlo como tal. Ese es su peligro, y no su número. De ahí la superioridad moral que exhiben contra la progresividad fiscal sin ni siquiera ruborizarse. Y sin que la izquierda y los sindicatos digan ni mu. Bueno, en realidad personajes como Pepe Álvarez de UGT sí dicen, pero a favor de todos los mantras nacionalistas. Un mafioso no serviría mejor al señor que le paga el bocadillo.
Ha cristalizado una confianza infinita en
el sueño de la independencia. Ya no respetan el tabú que hacía de la secesión
un abismo. De tanto traspasar la línea roja sin que haya consecuencia alguna ni
reproche, han acabado por creerse de verdad que pueden alcanzar el sueño. Se
han vuelto inmunes a la responsabilidad, todo les parece posible sin coste
alguno. Una gran mentira, pero ¿quién se quiere ocupar de esa nimiedad cuando
al otro lado de una simple manifestación está la tierra prometida?
No se sienten con ningún deber ético ni
democrático con el resto de ciudadanos españoles, ni les importa un carajo la
separación de poderes. Ellos están por encima de ellos, porque la democracia es
española. Hasta el respeto a ésta pasa por el adjetivo catalana: sólo es democracia
si es catalana. Por eso incumplen cualquier sentencia que cuestione su
construcción nacional.
Si ese medio millón de personas tuviera
frente a ellos a los socialistas del PSC, al resto de la izquierda, y junto a
los liberales no nacionalistas plantaran batalla, esa manifestación de
esteladas, con sus marchas de antorchas encendidas, sólo sería la ultraderecha
tópica y racista de cualquier país europeo actual. Un peligro, sin lugar a
dudas, pero reducido a la nada por la oposición poderosa de la razón y los
valores de la libertad.
Desgraciadamente, no estamos en ese
escenario democrático, sino en el de los típicos contextos fascistas
(postmodernos). No tienen oposición. Han alcanzado la hegemonía cultural y con
ella se ha disparado el desprecio por todo cuanto no es idéntico a ellos
mismos. Cuando hace años denuncié en una conferencia en la Universidad de
Salamanca que el ejército de Cataluña eran los maestros y los periodistas, me
dijeron de todo. Hoy ese ejército ha envenenado la mente y el corazón de dos
generaciones de jóvenes y ha desatado los instintos más resentidos de los
humillados por el franquismo. El monstruo pronto exigirá a sus creadores el
tributo envenenado de pesadillas que le inocularon para arrastrarle a asustar a
Madrid.
Pero la realidad es tozuda. El
independentismo miente, manipula nuestras emociones y nos convierte en
irresponsables. Dentro de la masa, todos se sienten inmunes. Pueden decir y
hacer cuánto se les antoje. Y llevar adelante las peores empresas. Incluso
contra sí mismos.
Políticos
y periodistas son lo mismo en Cataluña: Mònica Terribas, la exdirectora de TV3,
y actual consejera delegada y editora del diario independentista ARA, citaba al catalanista Joan Sales en el acto
institucional de la Diada del 11 de septiembre: "Desde hace 500 años los
catalanes hemos sido unos imbéciles". Y se preguntaba con voz engolada:
"¿Se trata, pues, de dejar de ser catalanes? No, se trata de dejar de ser
imbéciles".
·
Jugar a la puta y a la ramoneta durante 30
años con el resto de españoles y presentar al catalanismo de CiU como un
sincero colaborador del Estado, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
·
Asegurarnos que España nos roba, mientras
CiU ha esquilmado 3,3 millones de euros del Palau de la Música, y Felix Millet
sigue en la calle, eso sí que es tomarnos por imbéciles a los ciudadanos
catalanes.
·
Asegurarnos que el expolio fiscal es el
culpable de los 48.000 millones de déficit y no el despilfarro y la desastrosa
gestión del gasto público de los diferentes gobiernos de la Generalitat, eso sí
que es tomarnos por imbéciles.
·
Difundir que Cataluña se puede separar de
España sin traumas y seguir en la Unión Europea, cuando la realidad jurídica es
que se quedaría fuera de la UE, y su retorno sería complicadísimo por tener que
ser admitida por unanimidad –cuando Francia, por ejemplo, sería la primera
interesada en que no cundiera el ejemplo en Córcega, la Bretaña, Aquitania, el
Rosellón o el País Vasco francés–, eso sí que es tratarnos a los ciudadanos catalanes
como imbéciles. O reconocerlo, como ha hecho Jordi Pujol, para añadir a
continuación "que no sería tan grave", eso es tomarnos por imbéciles
y con recochineo.
·
Encizañar a los catalanes con el expolio
fiscal sin contraponer las ventajas del mercado español como cliente, y los
peligros de perderlo, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
·
Lograr convencernos de que estudiar en la
lengua materna era un derecho humano inalienable cuando los niños
catalanohablantes eran obligados a estudiar en castellano, y decirnos lo
contrario ahora, para impedir que tengan ese mismo derecho a estudiar en la
lengua materna los niños castellanohablantes, eso sí que es tomarnos por
imbéciles.
·
Ocultar que, una vez fuera de Europa,
nadie aseguraría las pensiones de nuestros jubilados, porque no hay dinero ni
para los gastos corrientes del mes que viene, eso sí que es tomarnos por
imbéciles.
·
Hacernos creer que una vez logrado el
Estado propio, la cohesión social sería aún mayor porque la lengua catalana
sería la única oficial y habríamos salvado la cultura catalana, cuando
semejante racismo cultural provocaría el enfrentamiento, eso sí que es tomarnos
por imbéciles.
·
Vendernos que la democracia consiste en el
derecho a decidir, incluso por encima de la separación de poderes, la constitución
y el cumplimiento de las sentencias judiciales, eso sí que es tomarnos por
imbéciles.
·
Decirnos que lo primero es la
independencia y después ya veremos, eso sí que es tomarnos por imbéciles y
jugar con nuestra hacienda y nuestras vidas.
·
Convencernos de que si Cataluña se separa
de España, igualmente podría seguir jugando la liga de fútbol con ella, eso sí
que es tomarnos por imbéciles; o lo contrario, que si nos separamos –para los
nacionalistas no existe el principio de contradicción– el Barça y el Español
jugarían siempre la champions leage, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
·
Enzarzarnos con el resto de españoles,
insultarlos, despreciarlos, y pretender que sigan comprando nuestros productos,
eso sí que es tomarnos por imbéciles.
·
Pretender convencernos de que con la
independencia las tensiones sociales se reducirían a cero, nuestra hacienda
pública acabaría con el paro y la renta per cápita se dispararía, cuando es con
ella donde empezarían las frustraciones, la inestabilidad, la desconfianza de
los mercados, y los odios entre los excluidos por el nuevo orden, eso sí que es
tomarnos por imbéciles.
·
Enseñar que la Guerra de Sucesión a la
corona de España fue una guerra entre España y Cataluña y sacralizar a Rafael
de Casanova por morir heroicamente en el cerco a Barcelona de 1714, cuando lo
hizo a los 82 años como un español más, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
·
Difundir que salimos a la calle dos
millones de personas, cuando matemáticamente es imposible que en el espacio
ocupado quepan más de 600.000, eso sí que es tomarnos por imbéciles.
"No hay manera de llevar adelante un
Estado propio sin una hacienda propia", acaba de decir Oriol Pujol ayer
por la mañana en RAC-1 para seguir jugando a la puta y la ramoneta con España y
preparar la secesión de Cataluña. El presidente del Gobierno ya lo sabe.
Cualquier cesión insolidaria con el resto de españoles, será empleada para la
secesión.
P.D. No han ganado la guerra, sólo una
batalla, la de la propaganda y la sugestión. España aún no ha hecho nada en
estos 30 años. Han avanzado como el ejército alemán en Polonia. Sin oposición
alguna. Es hora de que el presidente del Gobierno y el líder de la oposición
dejen sus tentaciones partidistas y se unan para contrarrestar tanta demagogia.
España debe movilizar a sus líderes culturales, políticos, económicos y
deportivos. La guerra populista que nos preparan la están ganando con el
control de los medios de comunicación y la escuela. Despierten. O mañana será
tarde. Nada está perdido. Todo es posible todavía.
============No hay nada que añadir... Y dado que ellos, los catalibanes, insultan continuamente... un poco de lo "suyo" :
============No hay nada que añadir... Y dado que ellos, los catalibanes, insultan continuamente... un poco de lo "suyo" :
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